La recesión de encías es un problema dental más común de lo que muchos podrían pensar. No solo afecta la estética de nuestra sonrisa, sino que también puede llevar a problemas dentales más serios, como la sensibilidad y la pérdida de dientes. Pero, ¿qué pasa cuando ya estás enfrentando este problema? Aquí es donde entra el injerto de encía, un procedimiento que puede sonar intimidante, pero que en realidad es un viaje de recuperación hacia una sonrisa más saludable y fuerte.

¿Qué es la recesión de encías?

La recesión gingival o de encías, se produce cuando el tejido de las encías se debilita y empieza a reducirse en volumen, dejando expuesta una mayor cantidad de la raíz del diente, lo que da lugar a un incremento de la sensibilidad dental.
Esto puede ser causado por una variedad de factores, incluyendo cepillado agresivo, enfermedad periodontal, y hasta predisposición genética.
En estos casos, la solución pasa por realizar un injerto de encía. Un procedimiento quirúrgico que consiste en extraer una pequeña cantidad del tejido del paladar del propio paciente y colocarlo en la zona afectada para cubrir las raíces expuestas y promover la regeneración del tejido gingival.

Si vas a pasar por un proceso de regeneración de encías, seguro que te interesa saber cómo es la evolución de un injerto de encía y conocer qué es lo que puedes esperar y cómo es su recuperación.

Etapas de evolución de un injerto de encía:

Etapa 1: Consulta y Diagnóstico
Todo comienza con una visita a tu dentista, donde se evaluará la severidad de la recesión y se determinará si el injerto de encía es el tratamiento adecuado para ti.

Etapa 2: Preparación
Antes del procedimiento, es esencial mantener una buena higiene oral para preparar el área afectada para la cirugía. Esto puede incluir una limpieza dental profesional.

Etapa 3: la cirugía
El injerto de encía se realiza bajo anestesia local, por lo que el paciente no va a sentir ninguna molestia. El tejido donante, tomado del paladar o de un banco de tejidos, se coloca y se sutura en el área afectada.
Se lleva a cabo de una forma rápida y, tras la intervención, el especialista te explicará cómo debes cuidar la zona en las siguientes semanas.

Etapa 4: Recuperación
La recuperación es un aspecto crucial del proceso. Durante las primeras semanas, es fundamental seguir las indicaciones de tu dentista.
En este sentido, debemos seguir una serie de prescripciones para evitar dolor y garantizar que el injerto cure bien:
Aplicar hielo. Si en los primeros días aparece hinchazón, se pueden reducir las molestias colocando un poco de hielo en la zona.
Enjuague bucal. Se aplica solo si el especialista lo recomienda. En la mayoría de los casos, se puede recomendar un colutorio a base de clorhexidina.
Dieta blanda. Hasta que el injerto cicatrice, hay que evitar comer alimentos que sean duros y puedan arrastrar el injerto. Se aconseja tomar alimentos blandos y fáciles de masticar. Preferentemente, que no estén ni muy fríos ni muy calientes.
No fumar. El tabaco puede retrasar el proceso de cicatrización.

Etapa 5: Regeneración
A medida que te recuperas, comenzarás a ver mejoras en la apariencia y salud de tus encías. Este proceso puede tomar desde unas pocas semanas hasta unos meses, dependiendo del individuo.

Etapa 6: Evaluación de Seguimiento
Después de la recuperación, tendrás citas de seguimiento para asegurar que el injerto está sanando correctamente y que tus encías se están regenerando como se esperaba.

¿Qué esperar a largo plazo?

Un injerto de encía exitoso no solo mejora la estética de tu sonrisa, sino que también protege las raíces de tus dientes de la exposición y la sensibilidad, y contribuye a la salud general de tu boca. Con el cuidado adecuado, los resultados de un injerto de encía pueden durar toda la vida.
Si estás experimentando recesión de encías, te animamos a que no lo dejes pasar. Una consulta a tiempo con tu dentista puede ser el primer paso hacia la recuperación de tu sonrisa y tu confianza.